En Busca Del Paraíso


Existen individuos en este mundo que aprenden a controlar sus deseos y a no buscar la complacencia de sus satisfacciones y aborrecimientos, ni a tener favoritismos. Sin embargo, otras personas aun con todo lo que tienen se sienten tan desgraciados con sus posesiones como lo estarían sin ellas. Sus necesidades no tienen fin.
Bien sea el marido que, después de ducharse y vestirse, su primer deseo es tener ya el desayuno preparado en la mesa. Y luego cuando llega el mediodía, sentado nuevamente a la mesa, espera que su esposa le haya preparado algo distinto para comer. Ella, al mismo tiempo, ansia tener en el salón de su casa unos muebles mejores. A medida que pasan los días anhelan sin cesar esto y aquello, hasta que nada los satisface, ¡ni siquiera su matrimonio, ni los niños!
No se sienten para nada felices. Y dado que experimentan esa insatisfacción interior, se enfadan con quienes están más cerca: la mujer regaña al esposo. El marido les grita a los niños, y los hijos se revelan y se meten en problemas con amigos inadecuados.
Ahora bien, el problema realmente no es tener posesiones, sino ser poseído por ellas.
La gente se siente de maravilla cuando compra un artículo nuevo. Pero muy pronto la novedad se esfuma, y no tienen tiempo para ese objeto, o se olvidan de él y comienzan a querer otra cosa. ¡Pero las deudas no se olvidan!
Debemos recordar que, el bienestar, la plenitud, la paz interior, la alegría y el gozo están en nuestro interior, no en las cosas. Todo lo que perseguimos a lo largo de nuestra vida, lo deseamos simplemente porque queremos cambiar la forma en cómo nos sentimos en ese momento. Lo que buscamos es sólo un nuevo estado emocional que nos aporte lo que creemos que nos falta.
Haz, pues, que tu plenitud interior sea tu bien más preciado. Concéntrate en aprender a nutrirla de forma sencilla y dedícate a entrenarte cada día para que tu felicidad se desarrolle y se convierta en un tipo de riqueza que esté más allá de lo que cualquier rey pueda llegar a imaginar.
Y hasta que nos veamos de nuevo en nuestra próxima cita, simplemente recuerda que…
¡TÚ ERES, la llave del CAMBIO!
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